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Le tengo mucho cariño, porque es lo primero que hice. Aún me acuerdo del primer día de clase. Hicimos el dibujo de la estrella en papel milimetrado, coloreamos el dibujo, igual que los niños pequeños, y vigilando de no salirse de la raya (jajaja).
El momento más esperado fue cuando todas las novatas de clase tuvimos que escoger nuestras primeras telas. ¿Qué colores pueden combinar mejor? ¡Qué emoción!!
Y luego llegó el momento de cortar las telas, al principio lo cortaba todo con tijeras, ¡qué trabajo!, pero unas clases después... mi amigo el cutter. Quedé alucinada de como podía simplificar mi trabajo. Cortar las telas con tijeras era lento y aburrido, y yo quería resultados ya.
Cuando tuve todas las piezas cortadas, A coser!! Yo, que no había cogido ni una aguja!! (solo para hacer punto de cruz) ¿Os lo podéis creer? Era novata en todo. ¡Qué difícil coser triángulos! Luego me lancé con el vuelo de ocas. No querías sopa, toma dos cazos. Me dije a mi misma, a por ellos!! y tachán, aquí está el resultado.
Tenemos varios cojines en el sofá, pero este es el que nos rifamos cada día en casa.